El lado oscuro de los vibradores

Todos conocemos las maravillas de los juguetes sexuales y su gran aceptación, sobre todo entre el público femenino. Pero toda parte buena, tiene su lado oscuro (la ley de la dualidad, el yin y el yang).

¿Y cuál es ese lado oscuro de los juguetes? Pues el patrón masturbatorio o el habituamiento que puede provocar el uso continuado de estos juguetes. Los vibradores especialmente (aquí incluyo a los famosos succionadores de clítoris).

¿Por qué? Pues porque el estímulo que provoca es tan alto y tan intenso, que prácticamente «saca» el orgasmo. Este estímulo además es tan mecánico, que impide recrearse en el placer en muchas ocasiones y se salta todas las fases de la respuesta sexual para entrar de lleno en el orgasmo.

Esto no sería tan malo si el cerebro no fuera tan «vago» ante el orgasmo. Cuando se le enseña un camino corto y muy placentero, no sólo lo reclama cuando aparece el deseo sexual, sino que impide que se obtenga el orgasmo de cualquier otra manera. El cerebro se vuelve adicto al orgasmo y deshecha cualquier estímulo que no sea lo suficientemente potente como para provocar el orgasmo rápidamente. Igual que sucede cuando se consume pornografía exclusivamente para la masturbación.

¿Es malo entonces usar vibradores para masturbarse?

Rotundamente no. El uso de juguetes es muy recomendable y saludable. Su uso, o su forma de utilizarlos es lo que puede generar este habituamiento y provocar malestar al no ser capaces, al mantener relaciones sexuales, de tener orgasmo sino se usa el vibrador de turno.

¿Y entonces, cómo se genera el habituamiento?

Ocurre sin darnos cuenta. Tenemos ganas de masturbarnos, estamos a solas y no tenemos tiempo o ganas de perderlo, la mano nos aburre y nuestro juguete último modelo nos regala unos orgasmos rápidos e increíbles. Pues no nos lo pensamos y en cada ocasión, lo utilizamos sin cambiar a la mano o el estímulo de otros objetos (frotarse con la almohada, el chorro de la ducha, etc…) generando por un lado, la adicción que ya hemos comentado.

Por otro lado, si no tenemos pareja, la masturbación no sólo va a ser más frecuente, sino que el estímulo será ya exclusivamente a través del vibrador, haciendo que nuestro cerebro y nuestra piel se olviden de las sensaciones que produce otra piel y dándole todo el protagonismo de nuestro placer al juguete.

Por último, el uso directo sobre el clítoris (o alrededor de él) pero sin estimular otras zonas de la vulva, es el tercer factor que provoca la dificultad de obtener orgasmos de otra manera diferente. La costumbre a un estimulo potente y exclusivo que es imposible reproducir con la mano o la boca, más la insensibilidad que se va generando en el resto de la vulva por no acariciarla ni estimularla en las masturbaciones, sólo conseguirá excitarnos pero nunca lo suficiente como para desencadenar el orgasmo. Llegando así la frustración y el enganche a nuestro vibrador.

¿Cómo usar el vibrador sin caer en el habituamiento?

Pues para empezar, masajeando siempre toda la vulva y no centrarnos únicamente en el clítoris. Yo he descubierto un vibrador que por su forma y tamaño, se acopla de tal manera a la vulva, que no es necesario pasar del clítoris a los labios o la entrada de la vagina si no se quiere. Puede estimular todo a la vez. O puedes usarlo con lubricante y hacerlo resbalar y jugar por cada uno de los pliegues y rincones de tu vulva.

Os hablo del «Better than Chocolate 2«. Un vibrador más pequeño que su antecesor y que se adapta a la vulva de forma más anatómica. Repartir el estímulo por toda la vulva «descongestiona» el clítoris y permite sensibilizar toda la zona, dando una sensación de placer más expandido y no tan concentrado y exclusivo.

Otra de las ventajas de este vibrador, es el control de intensidad de la vibración (como los nuevos auriculares de botón). Basta con deslizar el dedo hacia arriba o hacia abajo por el botón, para conseguir regular el ritmo que necesitemos sin perdernos en encontrar los clásicos botones de presión y desconcentrarnos.

Otra de las cosas que debemos hacer con nuestro vibrador para no habituarnos a él, es alternar el estímulo con la mano. Usar uno y otro indistintamente a lo largo de la masturbación, provocará que el cerebro entienda que existen otras formas de estímulo y con distintas sensaciones, fuerza y presiones, impidiendo la adicción a algo intenso e inmediato. Aquí entra también la versatilidad del juguete que uséis, ya que si es muy específico, se hará más difícil estimular otras zonas con él.

Y por último, alargar siempre la llegada del orgasmo. No importa si lo consigues con la mano o con el juguete. Lo importante es que tarde. Que cuando lo sientas llegar rápido (cuando estás usando el vibrador) lo sueltes y continúes con la mano. Eso provocará un cambio en la intensidad y velocidad del estímulo, pero manteniendo la excitación y rompiendo cualquier posible hábito.

¿Qué juguete me conviene entonces? ¿puedo usar cualquiera?

Por supuesto. Para gustos, colores. Lo único que debes tener en cuenta es la forma de utilizarlo. Da lo mismo un vibrador clásico, un succionador de clítoris, un masajeador o cualquier otro vibrador que te llame la atención o te guste.

Yo te he hablado del «Better than Chocolate 2» porque me ha sorprendido su versatilidad, el cómo encaja y masajea la vulva por su forma, que puede estimular entrada de la vagina y clítoris a la vez más lo labios tanto internos como externos. Que permite el juego en pareja, su textura suave y sedosa y su fácil manejo e intuitivo.

Puedes ver también un vídeo donde lo muestro y enseño a colocarlo y masturbarse con él en este enlace a mi IGTV: vídeo «BTC2»

Ah, se me olvidaba. Por si te interesa, la marca es Nomi Tang. De todos modos, te he dejado el enlace directo pinchando en los nombres. Y si no te convence, a lo mejor ves otro juguete que te llame más la atención. Yo ya le he echado un ojo a una varita masajeadora (the power Wand), que tiene que ser una delicia.

Conclusiones

  1. No uses los vibradores exclusivamente para masturbarte. Alterna tanto tu forma de estimularte en la misma masturbación como alternando los días de uso.
  2. No te centres, por muy tentador que sea, únicamente en el clítoris. Abarca y estimula más zonas de tu vulva y de tu cuerpo incluso.
  3. Alarga los orgasmos. Vale que alguna vez, por prisa, te «saques» un orgasmo rápido, pero recuerda que la masturbación es un autocuidado, es autoerotismo y debemos alimentarlos.