Ante esta pregunta, están las personas que piensan que sí y las que piensan que no. Evidentemente no es una cuestión de respuesta única ni de alto porcentaje a una de las dos posibilidades.
Y yo en este artículo no quiero convencer a nadie, tan solo hacerte pensar un poco dándote mi opinión como experto en energía sexual. Porque al fin y al cabo, el deseo está relacionado íntimamente con esta energía.
Pero antes de explicar mi punto de vista, me gustaría resumir las razones que suelen darse tanto para el sí como para el no. En estos casos voy a basarme en las respuestas recibidas en las redes sociales donde compartí esta pregunta:
La mayoría de las personas que niegan la posibilidad de aceptar hacer el amor sin ganas, se aferran a la idea de que hay que tener amor propio (aceptar significa para estas personas no quererse lo suficiente) porque si no escuchamos nuestro deseo (o lo que no deseamos en este caso) y lo hacemos sin ganas, esto nos llevaría a frustraciones y mal estar. Incluso podría provocarte baja autoestima.
Y luego de las personas que dicen que sí, hay unas que piensan que se puede alguna vez aceptar sin tener ganas “por amor”. Que a veces es bueno ceder por tu pareja, para que se encuentre bien y se sienta rechazado. Y también hay otras personas que son tan sexualmente activas, que dicen que sí porque realmente no conciben no tener ganas. Para ellas el follar es como el comer y el rascar… que todo es empezar.
Así que tanto el grupo que piensa que no como el que piensa que sí, creo que se ven influenciados por su manera de sentir, ver y practicar el sexo y realmente no se han parado a pensar en lo que implica esta pregunta. Directamente contestan siguiendo un patrón social.
Así que voy a realizar de nuevo la pregunta:
¿Es buena idea aceptar alguna vez hacer el amor sin ganas? Y ahora no pienses en lo que te gusta el sexo o el sacrificio que te supone ponerte en faena sin ganas. Vamos a pensar en lo que te implica esta acción a nivel físico, emocional y energético. Porque como dijo mi amiga Arola (@arolapoch) “Pues iba a decir NO, pero si me pongo a pensar, quizás no lo tenga tan claro”.
Y esa es la idea. Pensar, cuestionar y elaborar nuestra propia respuesta escuchando a nuestro cuerpo. Me ha alegrado leer entre todas las respuestas que me han llegado, que algunas personas sí eran coherentes con lo que sienten ellas mismas tanto para sí como para el no.
Así que si piensas que no, que sea porque aceptar sin ganas te va a hacer sentir mal, te suponga un conflicto o un problema. Porque hacerlo así realmente te afecte de forma negativa. Sólo en este caso estoy totalmente de acuerdo en negarse rotundamente (aunque también soy partidario de que si esto te ocurre, analizar la situación e intentar encontrar un por qué). Pero que tu respuesta no sea “No” porque digan que hacerlo sin ganas es no quererse o frustra y tú has aprendido a quererte y a no dejar que nadie rompa eso. Así no. Y para que me entiendas mejor, voy a ponerte un ejemplo:
¿Cuánta gente va al gimnasio muchas veces sin ganas? acaban de llegar del trabajo, con agobios, aguantando un tráfico horrible o un metro hasta arriba, etc (que también vale el ejemplo de los que súper madrugan para ir antes de trabajar) y no tienen ni pizca de ganas, pero saben que el ejercicio es bueno, desestresa y descarga. Y cuando esas personas que no tenían ánimos ni fuerzas para ir al gimnasio, salen recién duchaditas y relajadas piensan “qué bueno que me animé a venir” “qué bien me ha sentado, merece la pena el esfuerzo” etc etc…
¿Por qué entonces el sexo va a ser distinto del gimnasio?
Y ahora para las personas que piensan que sí es bueno aceptar alguna vez hacer el amor sin ganas: Nunca lo hagas por la pareja. Por mucho que la quieras, no se hace para que no se sienta rechazada o se frustre. Nunca se hace el amor “por cumplir”. Hacerlo debe reportarte algo, como por ejemplo que ver a tu pareja orgasmar te hace feliz (A TI). Y desde ahí seguro que se despiertan tus ganas. Hacer el amor, sea con ganas o sin ganas inicial, activa y despierta tu energía sexual y ésta, armoniza y desarrolla tu deseo sexual. Eso puede hacer que ver a tu pareja disfrutar con tu cuerpo no solo te haga feliz, sino que te excite y te comience a poner cachondo o cachonda. Poco a poco tu energía sexual llegará a su punto máximo y te hará disfrutar muchísimo, llegues o no al orgasmo esa vez. Y al acabar no pensarás en si tenías o no ganas al principio. Y el beneficio y la relajación serán mayores que al salir del gimnasio.
Escuchar a tu cuerpo para darle la respuesta correcta, enriquecerá tu relación de pareja y tu comunicación con ella. Porque hacer el amor sin tener ganas no tiene que ser algo malo si lo enfocas como un ejercicio que te va a aportar cosas beneficiosas. Si lo ves como algo negativo, seguramente tu relación ya sea algo incómoda a nivel emocional y evidentemente no es que no quieras hacer el amor sin ganas, es que no vas a tener ganas nunca o casi nunca.
Pero en una relación sana, aceptar alguna vez hacer el amor sin ganas, puede ser como un juego, un conocerse mejor, un reconocerse, un disfrutar de ver a tu pareja empeñada en despertar tu deseo… no importa cómo empiece sino cómo acabe. Follar es divertido. Tengas ganas o no, si empiezas, te encharcas hasta el final. Y sobre todo, cuanto más utilices tu energía sexual, más tendrás y más saludable será tu día a día.
¡Así que sed sexitiv@s!
Como he dicho antes en Twitter, en el sexo, se puede aplicar el famoso dicho: el comer y el rascar, todo es empezar.
Un saludo
Efectivamente Maryasexora. Es algo que si te fijas, comento en el artículo 😉
Muchas gracias por comentar.