¿Me estoy perdiendo algo mejor?
Han sido algunas las ocasiones en las que he escuchado esta pregunta realizada de diversas formas, pero al final el mismo significado: ¿Cómo se cuál es mi límite? ¿Puedo sentir más? ¿Es cosa mía o de mi pareja?
Las respuestas más comunes que también suelo escuchar, son dos. Una la que compara los orgasmos con el amor o el enamoramiento más bien, en la que te dicen que “¿cómo sabes que estás enamorada? Pues porque si te lo preguntas no lo estás; porque cuando te enamoras, lo sabes y punto”. Lo que suele llevar a la búsqueda incontrolada y frustrante de un orgasmo mejor leyendo artículos, consultando a amigas, etc, sólo porque sí que te lo preguntas.
La otra respuesta suele ser más pragmática. “¿Te gusta lo que sientes, te satisface? Pues no te comas el tarro. Si te corres, es perfecto y sino, pues quizás tú eres de las pocas mujeres que no pueden tener orgasmos”. Y esto lleva o a la resignación, lo que se traduce en desmotivación sexual arrastrándote a una falta de deseo cada vez mayor por no encontrar estímulo; o al acomodamiento sexual, que aunque sea satisfactorio en cierto sentido, provoca rutina y al final, falta de deseo.
Y otra duda que suele aparecer respecto a este tema es si “la culpa” de no tener mejores orgasmos (o no saber si puedes tenerlos) es de una misma o de que tu amante no sabe “hacértelo”. Siempre se dice que no, que la responsabilidad (y no la culpa) es únicamente tuya, porque la otra persona no puede adivinar lo que a ti te gusta y cómo te gusta. Que primero debes explorarte tú para después poder disfrutar plenamente.
Yo digo que sí y que no. Evidentemente, es necesaria la autoerótica, la masturbación en solitario pero en mi opinión más que para conocerse, es para despertar el deseo, la sensibilidad, la sensualidad… Porque sin querer, podemos aprender una manera de recibir placer y como nos resulta y nos deja satisfechas, a veces no nos planteamos seguir la búsqueda de más placer o creemos que ya está hecho todo al llegar al orgasmo. Y nos estancamos. Por eso opino que la responsabilidad es tuya, pero también de tu amante. Y un buen amante no es la persona que conoce mil técnicas milenarias de proporcionar placer. Para mí, es el altruista sexual que se preocupa de tu placer tanto como del suyo.
Y resulta que tomando una cerveza la otra tarde con una amiga, y hablando sobre lo que hago, me hacía la misma pregunta que titula este artículo. Y es por eso que me he decidido a escribir este artículo. Pero yo daré una tercera respuesta. La versión resumida es SI. Sí que se puede mejorar siempre y sí que te pierdes algo mejor si sólo te quedas en la pregunta y no haces algo. Y también desde luego influye no tanto la elección del amante, sino la comunicación y complicidad con esa persona con la que has decidido compartir cama.
Todos sabemos, o deberíamos saber, que lo más importante en la sexualidad es disfrutar ya sea en solitario o en pareja. Estar atentos a recibir y dar placer sin expectativas y que el orgasmo es sólo una consecuencia más de ese encuentro que puede o no puede suceder. Pero aquí queremos saber si esos orgasmos que obtenemos son mi tope o realmente podría tener más y mejores.
¿Y entonces, cómo conseguirlo o cómo saberlo? ¿Qué hacer?
Lo primero y más importante, como dice una buena amiga y sexóloga colombiana, es salir de la zona de confort o del temor. Muchas veces nos dicen o escuchamos que debemos descubrir y sentir cosas nuevas, atrevernos a probar y experimentar pero a la hora de la verdad, la exploración de nuestra sexualidad no sobrepasa nunca los límites que nos hemos marcado por miedos, cultura, educación, etc…
Desde la terapia sexitiva y desde el trabajo con la energía sexual yo recomiendo los siguientes 4 pasos principales:
1.- Romper los límites. ¿Cómo? Abriendo nuestra mente y deseando realmente explorar nuestra sexualidad. Debemos estar totalmente convencidas de quererlo hacer. Si dudas, posiblemente no logres superar tus miedos.
2.- Confianza. Este paso es básico también. Si no confias en tu pareja, dificilmente vas a disfrutar de nuevas propuestas amatorias. Ya sean sugeridas por ti o por la otra persona. La confianza debe ser en ambas direcciones. Confiar en que en cualquier momento se puede parar sin reproches. En que va a estar atenta a tus respuestas, a tus necesidades. En que la otra persona te va a atender con mucho amor resulte o no satisfactorio.
3.- Aumentar la energía sexual al máximo. Para conseguir esto, lo unico que debemos hacer es llevar nuestra excitación al máximo posible, y cuando creamos que hemos llegado al máximo, forzar un poco más. Y no sólo cuando los dos cuerpos están desnudos, sino también antes de que llegue el momento de hacer el amor. El sexo comienza en el momento que empiezas a pensar en él. Así que siempre se puede mandar un mensaje, una foto subidita de tono, una cena bajo la luz de las velas, vestirse sexy, un masaje erótico… muchas son las posibilidades. Pero un único objetivo. Cuanto más tiempo le dediques a autoerotizarte y a “ponerte cachonda” perdida, mejor que mejor.
4.- Abandonarse. Y no me refiero a la confianza de la que ya hemos hablado. Me refiero a abandonarse a que nos hagan lo que nuestro amante quiera hacernos. A que nos olvidemos por una vez de la rutina creada por nosotras mismas para llegar al orgasmo. Practicamente nos masturbamos de la misma manera o follamos con la misma precisión cuando queremos llegar al orgasmo. Podemos jugar mucho, pero a la hora de corrernos siempre buscamos lo que hasta este momento nos ha sido efectivo.
Así que si quieres comprobar si puedes conseguir más y mejores orgasmos, a partir de ahora toca follar o masturbarse rompiendo los límites, desear romperlos, confiar, excitarse siempre al máximo y abandonarse al placer y olvidarse de cómo te gusta. El resto seguro que irás descubriendolo poco a poco.
Porque si te dejas llevar, descubrirás que te gusta de todas las maneras posibles, que te puedes correr de todas las formas, en cualquier postura, a cualquier hora y sobre todo en el momento que decidas con sólo pensarlo.
A partir de aquí, lo único que puede pasar es que tu deseo sexual esté activo todo el día y que logres descubrir tu multiorgasmia. Aunque eso ya es para otro artículo.
Así que ya sabéis, ¡sed Sexitivas!
Debo agradecerte de corazón o de clítoris, según se mire, esta entrada, Sergio.
Me identifico con: “¿Puedo sentir más?” y creo que su origen no tiene que ver con una insatisfacción, sino más bien con una falta de valores de referencia a los que compararme. Gozo más ahora que cuando era joven pero no tengo ni idea de si la mejora viene dada por mí misma o por mi pareja.
¿Si me satisface lo que siento? Pues hay días que más y otros que menos, pero tampoco soy capaz de discernir si soy yo la causa o mi “ejecutor”.
Lo confieso, no se me da bien la autoerótica, al igual que tampoco me sé hacer cosquillas a mí misma y eso que tengo un montón. “Mia culpa”. Necesito un cuerpo a mi lado. Un dildo me hace sentir huérfana.
Cuanto más te leo, Sergio, más me convenzo de que necesito un profesional, pero no del sexo sino del arte del sexo para hallar esta mejora, para no conformarme con algo que sé que puede ir mucho más allá, alguien como tú que entiendes a la mujer y sabes qué teclas tocar.
Tienen suerte tus amigas al tenerte como “asesor, confidente, amigo y potenciador de la calidad sexual…
Muchas gracias Carme por tu comentario (y por lo de «profesional del arte del sexo»).
en tu caso, lo más importante ya lo has hecho. Reconocer que puedes ir a más, que quieres y sobre todo que no te conformas.
El resto es «más fácil» a partir de ahora. Me alegra mucho saber que mis artículos te ayudan.
Un beso!