O por qué tenemos más feeling con unos amantes que con otros

«La responsabilidad de nuestros orgasmos es nuestra» habréis escuchado infinidad de veces a sexólogos y sexólogas.

Entonces, si es mi responsabilidad, ¿porque con unos amantes (o con uno) los siento como si tocara el cielo y con otros, aunque sean buenos y satisfactorios, no alcanzo ese nivel? ¿Tiene que ver con el amor? Me preguntaron ayer en las stories. Y no, el sexo no es mejor si hay amor. Sigue siendo nuestra responsabilidad, o esta vez diría que somos la causa de que así suceda, ya que hay un componente no consciente.

Los factores que hagan a ese amante incomparable son varios, pero los más importantes son que nos provocan morbo. Mucho. Muchísimo. A veces no sabemos ni por qué ni qué, pero es inevitable comérnos a ese/a amante con los ojos y el pensamiento. Tenemos «fetiches» o idealizaciones desde siempre de los que no somos conscientes: unas manos, una voz, la forma de mirarnos o hablarnos… son varias las cosas que pueden activar ese morbo.

Después está la seguridad y confianza que nos transmiten. Algo inconsciente igualmente, pero potente. Para que los impulsos nerviosos lleguen a los centros de placer, es necesario de estas dos cosas. Si esa persona nos lo transmite a la vez que activa el morbo, el deseo, tenemos pleno. Atracción sexual al canto (la atracción sexual es mucho más compleja, pero aquí intento dar una explicación sencilla). Suele tener cosas que no entendemos por qué nos gusta. Que no están dentro de nuestro ideal de persona con la que follaríamos. Pero el magnetismo es inevitable.

Y lo peor es que estamos tan atraídas, deseantes y deseosas, que al llegar a la cama, casi da lo mismo lo que nos haga. La potencia con la que experimentamos cualquier caricia, beso, estimulación… superará por mucho las experiencias pasadas. Y si a eso le sumas que resulta ser un/a amante habilidoso/a que sabe lo que se hace, nos hará suspirar a cada segundo. Y un buen seductor, lo sabe.

Pero en realidad, hemos sido nosotras quienes, anhelando una aventura así, hemos permitido que suceda ese placer inigualable.

Y tú, ¿has tenido un/a amante así?