A menudo leo en las redes sociales y veo fotografías que rezan cosas así como “hazme el amor como si no hubiera mañana” y que se comparten cientos de veces. Y nadie dice: “Fóllame como si fuera la última vez que pudieras follar, pero hazlo así todos los días”. Nadie. Sólo piden una vez, una noche… Pero después nos quejamos cuando ya no nos follan con la misma pasión o directamente ya no nos follan…

porque muere la pasion

Cuántas de vosotras no ha tenido (o tiene) una pareja que los primeros 6 meses (por ejemplo) os quiere follar todos los días, la pasión le envuelve continuamente, os desea con ardor… y después es como si de pronto se apagara. Ya no te mira con los ojos llenos de fuego, ya no te mete mano al primer descuido, ya no quiere follarte todos los días… es más, si tu no insistes a lo mejor ni follas. Y curiosamente, siguen queriéndonos y son atentos, se preocupan por una, por cómo ha ido el trabajo, etc. Pero claro, eso también lo hace tu mejor amiga.

¿Pero por qué ocurre eso? ¿Por qué si yo no he perdido el deseo ni las ganas de follar (al contrario, cuanto más tiempo paso con él, más le amo y más le deseo) él de golpe y porrazo deja de sentir lo mismo o al menos de querer follar de la misma manera que hacía poco?

Y no hablamos de que hay momentos en los que una enfermedad, el estrés, el trabajo, la familia, etc… puedan influir en nuestro deseo, porque eso es algo natural que a todos nos pasa alguna vez, no. Nos referimos a un bajón repentino y perenne. Como si nuestra pareja fuese de pronto otra persona, con otro tipo de deseo más bajo y sin pasión.

Pues estas preguntas me las hicieron hace poco. No soy ni psicólogo ni sexólogo, pero me encanta hacer teorías siempre que la energía sexual está por medio. Así que lo que os voy a contar a continuación es mi humilde opinión. Puede ser verdad o no, pero estoy seguro que al menos le encontrareis sentido.

Como hemos hablado al principio de este artículo, fluyen por las redes fotos y frases que piden amantes muy pasionales. Normalmente mujeres que quieren un amante que la folle bien follado… lo que viene a ser “El empotrador” esa especie medio mitológica, medio fantasía (aunque dicen que son como las meigas, que haberlos haylos). Y esos mensajes tan directos llegan a los hombres e inundan sus perfiles sociales, que entienden que eso es lo que quiere hoy día toda mujer. Pasa como lo del sr. Grey. No saben leer entrelíneas y lo toman a pies juntillas.

¿Y qué provoca todo esto? Pues a nivel de energía sexual, provoca que no escuchemos a nuestro cuerpo ni a nuestro deseo. Directamente cuando conseguimos una pareja, intentamos darlo todo, hasta más de lo que realmente podemos o deseamos. Nos dejamos la piel en satisfacer a la otra persona y ser quien no somos, sólo para conseguir la aceptación y el halago. Esto a la vez provoca también que nuestra energía sexual se bloquee porque no fluye como debiera.

Resumiendo. Nos bombardean con mensajes a diario de que lo único que importa es follar como si fueras un dios. Y nos venden eso para luego vendernos decenas de cosas más para que podamos alcanzar esa meta. Porque ya se encargan de decirte que por naturaleza ni lo lograrás ni la mujer estará satisfecha contigo. Y ya ahí nos olvidamos de todo lo demás. De lo que realmente importa en una pareja y lo que significa realmente hacer el amor.

Encontramos una pareja e intentamos ser ese super amante para “convencerlas” (como si tuvieramos que demostrar algo) y nos comportamos como creemos que ellas quieren que seamos (lo que nos venden) y no como realmente somos (que es lo que las enamora). Por eso al cabo de un tiempo, nuestro cuerpo y nuestra mente dice “basta”. Porque vamos en contra de nuestro ritmo natural. Porque hemos bloqueado nuestra energía sexual y ya no somos capaces de tener una erección ni deseo porque no sabemos cómo provocarlo… Y entonces sólo nos queda el cariño y el amor, que siguen intactos, pero que para nuestras parejas no es suficiente porque sienten que ya no son deseadas ni amadas. Porque no entienden que si ellas tienen cada vez más ganas de follar con nosotros, nosotros hayamos dejado de tenerlas.

Y es porque ellas han ido alimentado su energía sexual poco a poco, siguiendo su ritmo y disfrutando de cada encuentro. Nosotros sin embargo nos hemos tomado cada polvo como un examen, queriendo demostrar que como nosotros ningun otro para que no nos abandonen, para que alimenten nuestro ego. Y olvidamos responder a nuestro deseo y nos hacemos superficiales en el sexo. Por eso dejamos de tener ganas y sólo otra persona distinta nos motiva. Y así una y otra vez hasta que no nos paremos a sentir y escucharnos.

Y eso es lo que ocurre. Por eso al principio dan mucho (incluso demasiado) y al cabo del tiempo todo para.

Y si reflexionamos un poco, vemos que está sucediendo al revés que hace unos años. Antes se vendía la idea a la mujer de que si no se arreglaba, se depilaba, se teñía y muchas cosas más, no estaría a la altura y no tendría nunca una buena pareja. Ahora y después de mucho tiempo intentándolo, han conseguido “atrapar” al hombre mediante el sexo. Porque ni “metrosexuales” ni nada por el estilo funcionó en su día. Ego y sexo. Amante perfecto y mujeres por doquier.

Pero es que el deseo en pareja se armoniza sólo. Sin demostraciones. Con cariño y comunicación. Así siempre crecerá, mejorará y perdurará mientras dure la relación. Y ni el estrés ni un mal momento lograrán variar las ganas. La energía sexual debe fluir libre y nunca se agotará. Pero para eso hay que escuchar siempre al cuerpo y dejarse llevar.

Por eso muere la pasión, porque si no la hacemos caso, se va.

Espero que os haya aclarado un poco cómo influye la energía sexual en estos casos. Si la dejamos de lado, se bloquea. Si se bloquea, el deseo y la pasión decrece mucho. Y fingir se puede sólo hasta cierto punto.

Así que disfrutad de la vida y el sexo, que son dos días. ¡Sed sexitiv@s.!